jueves, 27 de noviembre de 2014

Filosofía, ¿teología?

La caida del Impero Romano produjo una crisis cultural al haber desaparecido los libros de filósofos como Aristóteles y Platón. Los antiguos dioses habían desaparecido y los nuevos filósofos como San Agustín de Hipona (354-430) intentan demostrar que la nueva Fe cristiana y la razón no son contrarias sino que más bien se complementan. Es la época de la Patrística.


En la Edad Media la filosofía está al servicio de las creencias religiosas, de tal manera que por ejemplo, Anselmo de Canterbury (1033-1109) intenta demostrar en la práctica la existencia de Dios. De hecho este es el origen de la Escolástica, que intenta unir cualquier conocimiento a la teología, incluidas las ideas de los filósofos antiguos, especialmente los griegos. Para un estudioso medieval era bastante difícil acceder a las filosofías antiguas, por fortuna los filósofos árabes y judíos habían tenido acceso a dichas fuentes, desarrollando esa filosofía, uno de los ejemplos más claros es Averroes (1126-1198). Se considera como primer escolástico al filósofo Pedro Abelardo (1079-1142). Los escolásticos querían unir el pensamiento cristiano con las leyes naturales y establecer una relación entre ellas. Otro famoso escolástico es Guillermo de Ockham (1280/1288-1349), muy conocido por la famosa teoría de la Navaja de Ockham, que incluso hoy en día se aplica.

Una muestra de las ideas de la Edad Media se manifiesta en la opinión del dominico Tomás de Aquino (1225-1274) que restringe a la filosofía, diciendo que esta ha de quedar limitada por la Teología. No todos estaban de acuerdo con Tomás de Aquino, en concreto los franciscanos Duns Scoto y San Buenaventura (1221-1274).




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